Cateterismo Cardiaco
El cateterismo cardiaco consiste en la inserción (por punción) de un tubo muy delgado y largo llamado catéter, por las venas o arterias periféricas hasta el corazón. Se miden las presiones de la sangre y se toman muestras en cada una de las cavidades cardiacas, para medir oxígeno y CO2. Se inyectan sustancias opacas a los rayos “X” para pintar la sangre y observar su movimiento.
Es un estudio muy confiable ya que permite la medición precisa de las presiones y flujos sanguíneos, haciendo evidente a las arterias y venas en todo su trayecto, cosa que no es posible con el ecocardiograma.
Es común que se realice este procedimiento antes de someter a los pequeños a cirugía, ya que la información dinámica es muy útil para tomar decisiones terapéuticas previas y posteriores a la intervención.
El cateterismo cardiaco puede usarse también como tratamiento de algunos problemas (cateterismo intervencionista): dilatar válvulas estrechas (estenosis pulmonar o aórtica), ocluir defectos pequeños (conducto arterioso permeable o comunicación inter-auricular) o para abrir algunos sitios donde es necesario mejorar el flujo sanguíneo (septostomías atriales).
Es un procedimiento seguro, sin embargo delicado, ya que se trabaja dentro del corazón y se manipula el catéter desde fuera del paciente. Requiere de sedación, anestesia local y en algunos casos anestesia general (sobretodo en bebés menores de 12 meses); por consiguiente se realiza en el hospital. Se solicitan estudios pre-operatorios comunes para las cirugías pequeñas (biometría hemática, tiempos de coagulación) y el consentimiento escrito de los padres para realizar el procedimiento.